Nació en Varsovia (Zarato de Polonia, Imperio ruso), donde vivió hasta los 24 años.
En 1891 se trasladó a París para continuar sus estudios. Fundó el Instituto Curie en París y en Varsovia.
Marie y Pierre estudiaron las hojas radiactivas, en particular el uranio en forma de pechblenda, que tenía la curiosa propiedad de ser más radiactiva que el uranio que se extraía de ella. La explicación lógica fue suponer que la pechblenda contenía trozos de algún elemento mucho más radiactivo que el uranio.
La contribución científica de Marie Curie al esfuerzo de guerra se basó en la aplicación de unas radiaciones que habían sido descubiertas veinte años antes por el físico Wilfred Conrad Röentgen: los rayos X. A quién conococemos muy bien, todos aquellos que nos dedicamos a esta maravillosa profesión.
Algunas de sus principales propiedades de los Rayos X como eran su gran poder de penetración, el efecto luminiscente, o el efecto fotográfico, les conferían una gran utilidad en el diagnóstico médico. Además, en el caso particular de las patologías más frecuentes en los heridos de Guerra como eran las fracturas o la inserción de metralla, y la técnica radiográfica era especialmente idónea.
Por aquel entonces, el empleo de equipos de rayos X se limitaba a la medicina civil. En el ámbito militar no se mostraba interés por las nuevas técnicas. Con el fin de subsanar este error y extender el empleo de los rayos X al terreno militar, Marie convenció al Gobierno francés para que le otorgase poderes para configurar los primeros centros de radiología militar de Francia. Una vez nombrada Directora del Servicio de Radiología de la Cruz Roja y con la ayuda de la Unión de Mujeres de Francia, aprovechó su popularidad como científica para conseguir las contribuciones privadas necesarias que le permitiesen adquirir equipos de radiología y vehículos donde instalarlos. La movilidad de los puestos de radiología es fundamental para poder seguir los movimientos del ejército.
Las unidades de radiología móvil que planificó, y que posteriormente serían bautizadas por los soldados franceses como petites Curies (pequeños Curies), consistían en vehículos que llevaban un aparato de rayos X en su parte frontal y una dinamo que, accionada por el motor del coche, producía la corriente necesaria. Para llevar a cabo su construcción convenció a diversos talleres de carrocería de automóviles para que transformasen coches y furgonetas. Consiguieron equipar veinte unidades móviles, la primera de las cuales fue un camión Renault que entró en servicio a finales de 1914. A parte de estas unidades móviles también se construyeron doscientos equipos fijos en salas de radiología. Se estima que durante la guerra se empleó la técnica radiológica para atender a más de un millón de personas.
Algunas de sus principales propiedades de los Rayos X como eran su gran poder de penetración, el efecto luminiscente, o el efecto fotográfico, les conferían una gran utilidad en el diagnóstico médico. Además, en el caso particular de las patologías más frecuentes en los heridos de Guerra como eran las fracturas o la inserción de metralla, y la técnica radiográfica era especialmente idónea.
Por aquel entonces, el empleo de equipos de rayos X se limitaba a la medicina civil. En el ámbito militar no se mostraba interés por las nuevas técnicas. Con el fin de subsanar este error y extender el empleo de los rayos X al terreno militar, Marie convenció al Gobierno francés para que le otorgase poderes para configurar los primeros centros de radiología militar de Francia. Una vez nombrada Directora del Servicio de Radiología de la Cruz Roja y con la ayuda de la Unión de Mujeres de Francia, aprovechó su popularidad como científica para conseguir las contribuciones privadas necesarias que le permitiesen adquirir equipos de radiología y vehículos donde instalarlos. La movilidad de los puestos de radiología es fundamental para poder seguir los movimientos del ejército.
Las unidades de radiología móvil que planificó, y que posteriormente serían bautizadas por los soldados franceses como petites Curies (pequeños Curies), consistían en vehículos que llevaban un aparato de rayos X en su parte frontal y una dinamo que, accionada por el motor del coche, producía la corriente necesaria. Para llevar a cabo su construcción convenció a diversos talleres de carrocería de automóviles para que transformasen coches y furgonetas. Consiguieron equipar veinte unidades móviles, la primera de las cuales fue un camión Renault que entró en servicio a finales de 1914. A parte de estas unidades móviles también se construyeron doscientos equipos fijos en salas de radiología. Se estima que durante la guerra se empleó la técnica radiológica para atender a más de un millón de personas.
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